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Contratar a personas con diversidad funcional no es algo caritativo; está probado que es una excelente estrategia y sirve de gran ventaja competitiva para las empresas a nivel nacional. Impacta valores y comportamientos organizacionales que todos aspiramos: Compromiso, Lealtad y Productividad.
Las personas con diversidad funcional aman su trabajo, son extremadamente puntuales, comprometidos, y su ausentismo está por debajo del empleado regular. Además tienen mejores índices de retención, lo que reduce el elevado costo de la rotación de personal. Otros estudios revelan que, tras un año de empleo, la tasa de retención de las personas con diversidad funcional es del 85%. Esto resulta en mayor estabilidad para ellos y las empresas.
Las personas con diversidad funcional tienen menos probabilidades de abandonar un puesto de trabajo, y en promedio permanecen en él casi 5 meses más que los trabajadores sin diversidad funcional. Además presentan menos ausencias y “turnover”. Por ejemplo, un estudio del programa “Job Plus Programme” de Pizza Hut con sobre 4,000 participantes, reveló que la tasa de rotación anual o “turnover” era del 20% para personas con diversidad funcional, en comparación con el 150% de los que no tenían diversidades funcionales. Por otro parte, Incluyeme; la única organización que trabaja la inclusión laboral de la población en 9 países de Latinoamérica y han trabajado con más de 500 empresas reafirman que los trabajadores con diversidad funcional generalmente son más fieles a su puesto de trabajo que un trabajador sin diversidad funcional. Presentando una menor rotación, lo que evita gastos y tiempos de formación. En fin, son empleados honrados y fieles a sus patronos.
Muchas personas asumen que tener alguna diversidad funcional significa que no va a haber productividad; eso no es así. Lo que puede conllevar es un poco de flexibilidad, no en el qué se hace, sino cómo se hace. Para personas con diversidad funcional al igual que aquellas sin ella, es importante distinguir las tareas esenciales del puesto y darle a las personas las herramientas, claridad de rol, expectativas e instrucciones para realizarlo exitosamente. Hacer esto bien, puede tener un efecto positivo no solamente en el trabajo de la persona con diversidad funcional, sino que en el resto de la empresa. Esto se ha confirmado en varios estudios que identificaron que trabajar junto a empleados con diversidad funcional mejora el ambiente de trabajo para todos. En el caso de Carolina Fine Snack, basado en Carolina del Norte, emplear personas con diversidad funcional impacto el que su rotación de empleados bajó de 80% a menos de 5%. Su productividad subió de 60% a 95% y el ausentismo bajó de 20% a menos de 5%. Su presidente, Philip H. Kosac, dice “la actitud de nuestros nuevos empleados fue tan contagiosa que nuestros empleados sin diversidad funcional, mejoraron su desempeño.” Esto no se queda aquí, se ha experimentado aumento en la clientela, innovación, fortalecimiento de la reputación e incremento de ingresos.
Las personas con diversidad funcional representan una parte importante del mercado de consumo, el tercer segmento más grande en los Estados Unidos el cual se expande aún más cuando sus familiares, cuidadores, aliados y otras personas priorizan el consumo de bienes y servicios que incluyen a personas con diversidad funcional. En el estudio de Lengnick, Gaunt y Kulkarni se encontró que el 88% de los clientes prefieren dar su negocio a empresas inclusivas.
Las personas con diversidad funcional deben ser creativas para adaptarse al mundo alrededor de ellos. Las barreras que enfrentan día a día fortalecen su agilidad, perseverancia, previsión, voluntad para experimentar y resolver problemas, todas esenciales para la innovación.
Un estudio encontró que el 92% de los consumidores tienen una percepción más favorable de las empresas que contratan personas con diversidad funcional y más del 33% de los encuestados prefieren dar su negocio a empresas que emplean a la población. Cuando hablamos de inclusión a la población con diversidad funcional hablamos de derechos humanos, cuando hablamos de derechos humanos hablamos de responsabilidad social corporativa. Como se menciona en un artículo en la revista de negocios Forbes, la inclusión a la diversidad funcional no es un acto de caridad, es una responsabilidad social corporativa con una gran ventaja: puestos de trabajos y un impulso para las ganancias. Definitivamente, la inclusión de la diversidad funcional en el negocio es BUEN NEGOCIO. La empresa Accenture, líder mundial en servicios profesionales y socia de Disability: IN en el 2018 presentaron un estudio en el cual encontraron que las empresas líderes en la inclusión laboral de las personas con diversidad funcional, al compararse con otras empresas de la muestra, lograron en promedio 28% más ingresos, el doble de los ingresos netos y 30% más de los márgenes de beneficio económico. En este estudio se identificó además, que las empresas que han mejorado su inclusión a la población con diversidad funcional tienen cuatro veces más probabilidad de tener rendimientos totales para los accionistas en comparación con otras empresas. No solamente es lo correcto sino que también envía un fuerte mensaje sobre lo que representa la empresa y su cultura. Es una acción concreta que indica responsabilidad social, empatía y compromiso social.
La información, materiales y apoyos a continuación tienen como propósito ser una guía básica y no una determinación de derechos o responsabilidades bajo las leyes federales y estatales laborales y sobre discapacidad, ni vinculan a ninguna organización o agencia relacionada a la población con discapacidad. No sustituye el asesoramiento profesional o legal.
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